
Por cierto que la Justicia en Argentina no está pasando su temporada de gloria: hace frente a un tsumani de críticas cruzadas. Pero también es cierto que los abogados, formen parte o no de la institución, egresan de buenas universidades y en general son considerados un grupo vibrante, inteligente y curioso. Bueno, no es la primera vez que lo mencionamos, pero lo cierto es que esa curiosidad no se ha extendido a la prueba digital. Al menos, a cómo se hace para preservarla y presentarla sin atraer las temibles nulidades procesales que parecen ser la especialidad de muchos litigantes. Y eso no es bueno cuando el 90% de los documentos de sus clientes que constituyen su prueba documental) son electrónicos. Luego de más de seis años de trabajo de campo, lo cierto es que la calidad de la prueba electrónica que aterriza en los tribunales argentinos es mala o peor que mala. En eso estamos.