Foresenics - Informática forense
Foresenics - Informática forense

El peligro somos nosotros, no ellos.

13/09/2019 09:53 AM Comentario(s) Por Foresenics

Clarissa Véliz es investigadora posdoctoral en el Centro Uehiro de Ética Práctica y el Centro Wellcome de Ética y Humanidades, de la Universidad de Oxford. Además, está editando el Manual de ética digital de Oxford, que se publicará próximamente. Y tiene algo que decirte sobre la despreocupada manera en que proteges tu vida privada: "Tienes un sinfín de cosas que esconder y un sinfín de cosas que temer, y el hecho de que no vayas por ahí publicando tus contraseñas ni repartiendo copias de las llaves de tu casa es una prueba de ello". Asi comienza la columna de Retina, publicada por el periódico español El País y  sigue:
¿No te convence? Aún hay más. "La privacidad importa porque la falta de ella da a los demás poder sobre ti", escribe la investigadora en un ensayo publicado en Aeon. Desde su punto de vista, el valor de esta cada vez más visible esfera de nuestras vidas es de una evidencia aplastante, aunque te consideres un don nadie. "Si no fueras importante, negocios y gobiernos no estarían esforzándote tanto para espiarte", razona. ¿No crees que tengas nada que temer? Parece te equivocas, "a menos que seas un exhibicionista con deseos masoquistas de sufrir robo de identidad, desempleo, humillación pública y totalitarismo".
El problema no está en el valor monetario de los datos. "Técnicamente, Facebook no vende tus datos. Y Google tampoco", señala Véliz. Lo que venden es su poder sobre ti, su capacidad para mostrarte anuncios y su habilidad para predecir tu comportamiento. "Google y Facebook no están en el negocio de los datos. Están en el negocio del poder". El poder nos moldea, puede despertar en nosotros necesidades que van en contra de nuestros intereses. "Y cuanto más invisibles sean esos medios de poder, más poderosos serán", añade la investigadora. Un ejemplo de esto, explica, es que las tecnológicas hagan uso de estudios sobre los efectos de la dopamina para hacernos adictos a una app. No es poder económico ni político, pero puede transformarse en ambos, es el resultado de saber lo que nos mantiene en vela de madrugada, lo que deseamos y lo que estamos pensando hacer. "El poder sobre la privacidad de otros es la ¿Y ahora qué hacemos? La investigadora cita al filósofo francés Michel Foucault, que afirmaba que, aunque el poder nos construye, tenemos la posibilidad de resistirnos a él y construirnos a nosotros mismos. "Las compañías tecnológicas no son nada sin nuestros datos. Un pedacito de regulación, algo de resistencia ciudadana, algunos negocios empezando a ofrecer privacidad como ventaja competitiva, y todo puede evaporarse", asegura. "Si estuvieran tan seguras del valor de sus productos para el bien de los usuarios y la sociedad, no tendrían que esforzarse tanto en hacer lobby" Contra estas amenazas, Véliz prescribe resistencia. Sabe que no es realista esperar que de un día para otro abandonemos el uso de las tecnologías que impregnan nuestra rutina. "Respeta la privacidad de otro. No expongas a ciudadanos normales online. No grabes ni fotografíes a nadie sin su consentimiento y, por supuesto, no compartas esas imágenes online", aconseja. En los casos en que una entidad nos pide datos que no tendría por qué necesitar, la investigadora propone un poco de picardía. "Imagina que alguien te pide el teléfono en un bar y no acepta un no por respuesta. ¿Qué harías? Tal vez estarías tentado de darle un número falso", explica. Dar nombres falsos es solo una de las herramientas: también podemos usar extensiones de privacidad en los navegadores de internet, desconectar las redes de nuestros dispositivos cuando no las necesitamos, no hacernos esos análisis de ADN que aseguran mostrarnos nuestro linaje...
Compartir -