
Cómo son las estaciones de detección de pruebas nucleares que registraron la "inusual" explosión en la zona donde desapareció el submarino argentino ARA San Juan. Conozca más
Son solo 11 en todo el planeta y muchas de ellas se ubican en algunos de los lugares más inhóspitos y lejanos del mundo.
Las estaciones hidroacústicas de detección de pruebas nucleares monitorean las profundidades del mar ante cualquier potencial explosión atómica. Forman parte de la Comisión Preparatoria para el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (OTPCE), que vigila que ningún país realice pruebas de este tipo ya sea por tierra, mar o aire . Pero según Mario Zampolli, ingeniero acústico de la OPTCE
, el mar está lleno de sonidos y ruidos: las ondas de cualquier "evento" pueden desplazarse por debajo del agua a puntos extremadamente distantes y quedar registrados en sus aparatos. Una explosión nuclear, por ejemplo, podría detectarse a los pocos minutos: así ha sido cómo han confirmado desde estas estaciones los sucesivos ensayos atómicos de Corea del Norte. Sin embargo, en ese "mar de ruidos", las señales más débiles son mucho más difíciles de aislar. Tras la desaparición del submarino argentino ARA San Juan la semana anterior los expertos del Sistema Internacional de Vigilancia (SIV) de la OTPCE comenzaron a buscar también cualquier posible "ruido" que ofreciera datos para la localización del sumergible. Tardaron casi una semana en aislar los sonidos, pero finalmente encontraron una "
una señal de un evento impulsivo bajo el agua" en una zona cercana a donde se localizó por última vez el submarino, que navegaba con 44 personas a bordo. Correspondía al 15 de noviembre pasado, el mismo día de la desaparición, y tuvo lugar pocas horas después de que el comandante del sumergible reportara una falla en el sistema de baterías y de que éste perdiera el contacto con tierra. En un comunicado difundido el jueves, la OTPCE informó que dos estaciones hidroacústicas de su sistema habían detectado la explosión: una ubicada en las lejana
islas Crozet, en el océano Índico, y otra en la
isla Ascensión, en el medio del Atlántico. Poco o nada se sabía de estas estaciones, que generalmente no tienen nombre y se ubican en zonas casi inhabitadas. El archipiélago de las Crozet, por ejemplo, que pertenece a Francia, es uno de los lugares más inhóspitos del mundo. Algo similar ocurre en la isla de Ascensión, un territorio británico que está a medio camino entre África y América. Tiene poco menos de 900 habitantes, unos 90 kilómetros de superficie y la mayoría de los seres vivos que llega a sus costas son tortugas que arriban para el desove durante el verano. En ambas islas, en pequeñas casetas cercanas a la costa, se encuentran los centros para el envío de datos OTPCE, generalmente una caseta equipada con tecnología de última generación. En el mar cercano, están colocados los hidrófonos: una especie de boyas diseñadas para la detección de sonidos del océano que transmiten la información a tierra y de ahí, vía satélite, hacia Viena.